Los gatos son animales que debido a sus largas y filudas garras, suelen ocasionar destrozos en el hogar. Por ello es recoemdable quitarlas quirurgicamente o de lo contrario, se deben recortar sus garras cada cierto tiempo con la herramienta adecuada. Dentro de los cuidados básicos de una mascota, se encuentran la buena alimentación y el que siempre estén aseados y saludables.
Muchas personas llevan a sus mascotas cada semana o cada quince días, al veterinario o centros especializados, para que estas sean atendidas, bañadas, perfumadas y hasta para que les corten un poco el pelo.
Si la mascota que se tiene es un gato, uno de los problemas más frecuentes que se originan, son el largo de sus garras y los destrozos que suelen hacer debido a ellas. Muchos dueños toman como mejor alternativa quitarlas quirúrgicamente para controlar la destrucción que puedan ocasionar arañando y rascando, pero para otros les resulta una mejor opción recortarlas cada cierto tiempo.
Al igual que los humanos, las garras de los gatos crecen rápidamente y para evitar daños en casa es mejor recortarlas utilizando un cortaúñas especial para mascotas.
Existen varios modelos, como las que se parecen mucho a las tijeras, en forma de gancho y con el filo corto, también pueden emplearse las de tipo guillotina. Por ningún motivo deben usarse las cortaúñas para humanos, porque lastiman y aplastan las garras.
La mejor forma de recortarle las garras es coger al gato y colocarlo en el espacio del brazo menos hábil, hay que apoyarlo sobre las piernas, sujetando con el costado del brazo para sostener una de sus patas con la mano. Con la otra mano se toma el cortaúñas y hay que presionar las almohadillas de la pata del gato para que las garras se asomen.
Hay que fijarse muy bien y examinarlas antes de proceder a recortar. Se deber recortar la garra que aparece de color blanco, no la parte rosada ya que esta tiene parte de piel y si se corta será doloroso para el animal y sangrara. También hay que recortar los espolones que solo tienen las patas delanteras.
Las patas traseras no tiene las uñas tan largas ni filosas por eso no hace falta recortarlas tan seguido. Algunos gatos pueden tener hasta siete uñas en una pata, pero es común que solo tengan cuatro en cada pata.
Si no resulta muy sencillo hacer este trabajo solo, se puede pedir ayuda a otra persona para que los sostenga y pueda quedarse quieto. Si esto es posible se puede coger cada pata y recortar con mayor confianza y seguridad las garras.
Los gatos jóvenes son un poco más asequibles a este tratamiento, en cambio los gatos viejos ponen mayor resistencia y suelen arañar a quien sea con tal de librarse. Por ello muchos recomiendan empezar con esto desde que la mascota es muy pequeña para que se acostumbre y no ofrezca resistencia cada vez que se le recortan las uñas.
Las garras crecen de forma distinta, deben revisarse frecuentemente para quitar las capas externas. Cuando el gato las siente se muerde las garras o rasca para removerlas, por ello resulta muy común encontrar pedacitos de uñas por todos lados.
Si aun no se ha hecho una costumbre y resulta demasiado difícil recortar las garras, es mejor recurrir a un veterinario para que sea él, quien haga este trabajo de la mejor manera y la mascota pueda sentirse mejor.