Los hurones blancos con ojos negros, es decir los albinos suelen padecer del síndrome de Waardenburg, una enfermedad genética que se presenta con sordera, dificulatades de sociabilización, digestivos y ciertas malformaciones en la vejiga. Los hurones, animales convertidos en mascotas desde hace mucho suelen presentar una enfermedad conocida como el síndrome de Waardenburg, que tiende a desarrollarse en aquellos hurones blancos con ojos negros.
Esta enfermedad se caracteriza por que quien la padece sufre de sordera parcial o total, relación que desde hace mucho existe entre el albinismo y la sordera.
Los estudios que se han realizado al respecto señalan que el 75% de los hurones llamados exóticos es decir blancos con ojos negros, pandas, blazes o con manchas blancas en las rodillas pueden ser portadores, pero tenerla tampoco significa que la desarrollen.
Surge a raíz de una alteración genética y se transmite de generación en generación, sin haberse encontrado hasta hoy, un tratamiento.
Además de la sordera, tienen dificultades para sociabilizarse, son estreñidos, presentan problemas morfológicos en la vejiga y desordenes en la medula espinal. Además, tienen deformación de la bóveda del cráneo, alteraciones en la pigmentación de la piel y sordera.
Pero los hurones que tienen el síndrome llevan una vida normal y a veces sus dueños no se percatan que la padecen. Pero los especialistas señalan que la posibilidad de llevar una vida normal, tiene que ver con la penetrabilidad de la enfermedad, además, al no escuchar tienden a ser agresivos, reaccionado de forma brusca cuando se les toca.
Pueden llegar a morder ya que se sienten atacados y sorprendidos. Lo mejor es enseñarles a través de señas visuales o establecer un lenguaje de signos. Algunos les enseñan a obedecer a través de una luz potente que se les proyecta hasta que captan y prestan atención. Cuando lo haga se les debe premiar con alguna golosina.
Si bien puede resultar un entrenamiento algo complicado, será necesario tener mucha paciencia, el animal llegará a aprender, darse cuenta cuando le hablamos y se comportará menos agresivo.