La conciencia y el respeto por la vida se aprende siendo pequeños. Los niños son los futuros hombres que deben respetar la vida y desde luego a los animales. Si los niños no reciben la debida formación de sus padres con una educación básica entonces jamás valorarán a los animales y mascotas. Los niños siguen el ejemplo de los padres. Si los adultos son personas no concienciadas que no toman en serio el cuidado de la naturaleza y menos respetan a los seres vivos, entonces sus hijos tendrán el mismo comportamiento deplorable y dejarán como herencia a sus propios hijos estos principios superficiales.
El ejemplo es lo mejor y todo comienza desde casa, los niños deben notar como a los animales se les cuida sin ser maltratados, siempre cumpliendo con los horarios para la alimentación, la búsqueda de la buena salud, los paseos para ejercitar y la educación de la mascota dentro y fuera del hogar.
Los padres deben guiar a sus hijos para que mantengan una correcta convivencia con las mascotas. Se deben enseñar los límites a los niños como por ejemplo los juegos bruscos y el amor excesivo con las mascotas dentro de las diversas actividades.
El concepto de voluntariado afirma a futuras personas concienciadas, también tenemos los diversos talleres o charlas que se dictan en la misma escuela de los niños. Nuestros hijos deben conocer lo duro de los animales abandonados y este rostro lo podrá afrontar visitando albergues o tal vez cuidado de otras mascotas como voluntario junto a los padres.