El gato negro ha sido desde siempre considerado como el símbolo de supersticiones y cosas relacionadas con el diablo. Desde la edad Media fue sacrificado ya que se le vinculaba con aquellas mujeres a las que se les creía brujas. En la actualidad, sigue siendo un mal presagio y muchos evitan tener una mascota minina de este color. Los gatos negros siempre han sido símbolo de muchas supersticiones, estas vienen desde la Edad Media, en donde eran empleados como cazadores por los Cruzados que los empleaban contra las invasiones de rata negras que ellos mismos habían traído en sus barcos desde Oriente. En esta época el gato era un salvador que protegía al hombre de la peste, y en las epidemias era un aliado muy valioso.
Pero en Europa las cosas no eran así y el gato negro era vinculado por la iglesia a creencias diabólicas. En la Edad Media, la Inquisición y la Iglesia perseguían al gato negro ya que eran asociados a las brujas. La iglesia siempre quiso luchar en contra de aquellos ritos que consideraba paganos y en los cuales la gente se aferraba. Por eso se inventó que la imagen de este animal era demoniaca.
La Iglesia aseguraba que el gato negro era el símbolo del mundo de las tinieblas y que se encargaba de alejar al buen cristiano del camino correcto. Para ellos era la imagen perfecta de Satanás y estaban presentes en los aquelarres.
A mitad de los años 1500, se abrió un proceso que acusaba a las mujeres de convertirse en gatas para continuar realizando aquelarres. El final siempre era el mismo, las mujeres morían y con ellas los pobres animales que también formaban parte de los acusados.
En realidad todas estas creencias tienen muchos siglos de antigüedad, en un inicio el gato era un felino salvaje, y en los países de Europa el gato montés de Eurasia era muy difundido. El color verde dorado de sus ojos los llevó a ser perseguidos, así como lo eran aquellos hombres que tenían el cabello rojo y los ojos verdes, considerados también descendientes del demonio.
En otras épocas, este mismo animal fue considerado casi como un amuleto, sobre todo por los ingleses. Eran muy queridos aquellos gatos que tenían un pelaje negro profundo y cuyos ojos eran de un color tan anaranjado y oscuro, muy similares al color cobre.
Seria en el siglo XVIII que estas ideas comienzan a cambiar, siendo una de las causas las importación desde Oriente de gatos Angora y Persas. También tuvo mucho que ver la fundación de la primera escuela veterinaria, una idea revolucionaria que daba la idea de cuidar a los animales, sean del tipo que sean.
Aunque parezca mentira, hasta la actualidad, muchos siguen considerando al gato negro como un mal presagio y causa de muchas supersticiones evitando tener como mascota un gato de este color.