Más que probable ya habrás sido testigo de aquella fobia que tienen los gatos por el agua, siendo un poco ariscos al hecho de recibir un baño de manos de sus dueños, los felinos tienen bien aprendida su apasionante forma de auto-higiene a diferencia de los perros más adaptados a las atenciones humanas. Pero no te preocupes, si hoy el momento del baño para tu gato significa casi una guerra por sobrevivir, con algunas estrategias puestas en marcha pronto será al menos una situación menos estresante para ambos.
El aseo para el gato tiene que ser progresivo, no debe ser en su totalidad un afán por terminar rápido abarcando todo su cuerpo, recuerda que esta situación la debe tomar con calma y si le echas el agua de golpe en todo su cuerpo fomentará más su negativa.
Por lo menos consigue que el agua se encuentre a la misma temperatura de su cuerpo, solamente así no despertará su alerta por un cambio brusco y aceptará el baño con lentitud. Moja al gato por partes, con paciencia y pronto lograrás que su cuerpo completo este mojado. Si es su primer baño entonces te aconsejamos evitar mojarle la cabeza, esto no le quitará confianza.
Ser delicado al momento de bañar al gato tiene que ser una constante. Luego de que el felino esta bien enjabonado, vuelve a hacerlo con suavidad. De igual llegado el instante de secarlo realiza la tarea sin tirones ni apuros. Al final del baño un premio por su comportamiento puede aportar.
No te extrañes si al final del baño el gato decide seguir su instinto de auto-higiene. Es bueno que el mantenga estos hábitos, con el tiempo el baño no representará un problema para ninguno y el gato será más abierto a la sensación del gato sobre su cuerpo.