Las ardillas pueden ser buenas mascotas pero necesitan de entrenamiento y de mucha paciencia por parte de sus amos. Necesitan de una jaula grande para que puedan movilizarse, deben salir para curiosear y los primeros días es mejor dejarlas solas y tranquilas. Desde hace un tiempo, las ardillas son una de las mascotas más populares en varios países del mundo, pero aun no es fácil tenerla como animal de compañía, ya que lograr que se domestique es complicado.
Sin embargo, quien se hace cargo de una de ellas debe ser paciente y tomar consciencia de lo difícil que puede ser para poder entrenarla.
Hay que entender que al estar fuera de su hábitat natural estén muy nerviosas cuando se encuentran en cautiverio y se les hace difícil ser afectuosos con los humanos, por lo que se debe tener mucha paciencia y comprensión.
Estos animales deben sentirse a gusto en su nuevo hogar, estar en una jaula grande para que puedan movilizarse libremente y sentirse tranquilas. Los primeros días, lo mejor será dejarlas tranquilar y proporcionarles comida en abundancia para evitar tener que estar viéndola constantemente.
Ella solas deben conocer su nuevo espacio y aprender a sentirse a gusto en él, conociendo su intimidad y mostrándose tal como son.
Luego de unos días, ya pueden acostumbrarse a sus dueños para que entiendan que no están solas. Pero hay que ser silenciosos y solo nos dejaremos ver para que se dé cuenta de que hay más gente a su alrededor.
Cuando se ha acostumbrado a nuestra presencia, la ardilla muestra conductas especiales, ya ha dejado de tener su cola erizada como al inicio y ahora la tiene tranquila. Este puede ser un indicador de que puede comenzar a recibir entrenamiento y al igual que si fuera un perro, el entrenamiento va a consistir en darle recompensas que pueden ser comida.
Si dejamos de colocarle comida dentro de la jaula y se la ofrecemos de nuestras manos podrá acercarse y dar inicio al vínculo con ella, pero si desesperarse. Pero los primeros días, la comida se la ofreceremos a través de los barrotes de su jaula y poco a poco nos acercaremos más.
Cuando se ha acostumbrado a comer de nuestras manos a través de los barrotes, podemos comenzar con el siguiente paso y meter la mano dentro de la jaula con comida en la palma, pero todavía no hay que acariciarla ni tocarla, porque aún no se siente en confianza.
Dejarlas salir de la jaula para que puedan moverse e investigar también es una buena idea. A estos roedores les encanta curiosear y se sentirá feliz de poder saltar y trepar por donde quiera.
Hay que tener cuidado, ya que las ardillas pueden aprovechar cualquier agujero que haya en la casa para escapar o puede hacerse daño. No es bueno darle de comer cuando está fuera de su jaula, ya que el hambre será un buen motivo para que regrese sin problemas.
Se trata de tener mucha paciencia para conseguir que sea la mejor de las mascotas, no hay que cansarse de ella en el primer intento y dejarla de lado. Por ello, hay que estar completamente seguros que se trata de una gran responsabilidad tenerla a nuestro lado.