Tener una ardilla como mascota no sule ser muy fácil. Estos roedores están acostumbrados a vivir libres y junto a otros de sus misma espécie. Si se quiere tener una en casa, es preferible adquirirla muy joven con sólo 1 mes de nacida, para que se acostumbre y se adapte a su nueva vida. Las ardillas son unos roedores muy lindos, de pelaje suave, agiles y muy traviesas, pero aun son roedores bastante silvestres y poco cariñosos. Las ardillas que están libres y que habitan en los bosques, se sienten protegidas en su medio ambiente y es difícil que puedan convertirse en mascotas y tenerlas en una jaula dentro de la casa.
Algunas razas han sido criadas en cautiverio y se encuentran en ciertas tiendas de animales, en donde pueden ser adquiridas y llevadas al hogar para ser criadas.
La raza más común es la llamada ardilla de Corea, se caracteriza por poseer un dorso listado en colores marrones.
Si queremos tener una ardilla en casa debemos comprarla desde cuando es muy joven para que pueda adaptarse y ser domesticado. Es difícil que estos roedores se acostumbren a convivir con los humanos y en algunos casos no permiten ni que se les toque o se meta la mano en la jaula, ya que reaccionan mordiendo o escapándose.
Lo más recomendado es tener una ardilla con un mes de edad, que aun sea alimentada con biberón y que se sienta protegida por su nuevo dueño. De igual forma hay que tener mucha paciencia, ya que algunas pueden rechazar ser cargadas o alimentadas. Lo mejor es acercarse poco a poco a ellas y recompensarlas con alguna golosina cada vez que permitan ser tocadas.
Según algunos especialistas, las ardillas son unos animales muy privilegiados en sus sentidos. Tienen un perfecto olfato, ven demasiado bien y sus oídos pueden percibir cualquier sonido por más delicado que este sea.
Por su propia naturaleza, son animales activos, muy agiles, rápidos y cuando viven en casas de familia, necesitan tener un espacio muy amplio, jaulas grandes, con muchas ramas y llenas de escondites.
Luego de año de vida ya son sexualmente activas y capaces de reproducirse. La estación idónea para convertirse en padres suele ser en la primavera. Su gestación dura entre 1 mes y algunos días más y pueden tener de 3 a 5 cachorros.
Si las ardillas viven solas en casa, será más rápido y efectivo el que permitan ser tocadas y alimentadas por sus dueños. Se harán más sumisas y necesitaran de nosotros. Muy diferente ocurre cuando tenemos varios ejemplares juntos, ya que se sienten en compañía, se entretienen, juegan y hasta se hacen cómplices las una con la otra.
Su promedio de vida se encuentra entre 8 y 12 años, dependiendo en gran medida de su alimentación y de la calidad de vida que tenga.