Por lo general las tortugas gozan de un buen apetito, por eso si notas que no tiene hambre o come demasiado poco a comparación de otros días comienza a preocuparte. Puede ser que la tortuga no quiere comer porque esta enferma, las causas son varias desde malestares digestivos hasta estreñimiento. La primera respuesta como dueño responsable de una tortuga será la de llevarla a revisión con el veterinario. Mientras más tiempo dejes pasar más se puede complicar lo que comenzó como algo leve. Los cambios bruscos en el entorno de la tortuga también le pueden afectar, incluso si la tortuga es manipulada demasiado puede determinar su estado decaído.
Las tortugas dejan de comer a veces por los cambios de temperatura siendo la estación de invierno el momento que hibernan y no comen por varios meses. De ser este el caso no hay que asustarse pues es propio de su naturaleza.
Ya mencionamos la excesiva manipulación por ejemplo de los niños cuando cargan la tortuga para jugar, incluso el mover el acuario puede provocar en la tortuga un estado de shock que la deje inapetente por algunos días, pasada la tormenta volverá a ser la misma devoradora.
Las tortugas también se pueden aburrir de la misma comida, si cae en lo monótono responderán con falta de apetito por eso busca motivarla con dietas especiales para tortugas, comidas ricas, variadas y nutritivas, de esto depende también su apetito, los intensos sabores harán intensos sus días.
La falta de apetito puede deberse además a la presencia de parásitos en la tortuga, por eso se aconseja que siga un adecuado control y lógicamente la desparasitación periódica que el veterinario debe realizar con los cuidados oportunos.